Los errores son parte de la vida y siempre que aprendamos de ellos rara vez encontraremos a un mejor tutor. Sin embargo, a la hora de ligar son tantas las emociones que entran en juego que la mayoría de los chicos o chicas se pierden. Les cuesta identificar en qué se están equivocado. Y déjame decirte una premisa que repetido mucho en mis cursos de seducción: a menudo los errores restan más que lo que los aciertos suman.
En este artículo vamos a hacer un repaso rápido de los principales errores que has de evitar a la hora de seducir, pues aunque seas guapo o guapa, si sueles cometer muchos de estos, quizá no ligues nada.
1. No lanzarse, ni aunque te apunten con un arma en la sien
Si no te atreves con el primer hola es evidente lo que va a pasar: nada. Para solucionar este miedo podemos recurrir a diversas soluciones, pero no nos detendremos ahora en todas. Vamos a hablarte solo de un par de ellas.
- Crear un miedo más grande: autores como el psicólogo Giorgio Nardone defienden esta vía. Un miedo más grande puede vencer a uno de rango inferior. Si temes que una persona te rechace al ir a hablar con ella, piensa que si no lo haces estarás renunciando a todas las posibles aventuras que podrían suceder si lo hicieras. No con esa persona, si no con todas.
Esto lo hice en mi último taller con un alumno que me decía que no conseguía iniciar conversaciones. Nunca lo había hecho y se pasaba las noches con su amigo el gordo mirándose el uno al otro. A eso yo le contesté: mi trabajo está hecho y seguiré ayudándote a mejorar, pero si no enfrentas tu miedo, seguirás mirando a tu amigo el gordo sin hablar con las chicas, tú decides. ¿Resultado? Esa misma noche inició unas 15 conversaciones con chicas y se lo pasó de miedo.
Lo que funcionó es hacerle consciente de que existía algo mucho peor que su miedo al rechazo, y es la diversión y aventuras a las que estaba renunciando por no enfrentarlo. Eso junto a algunos otros recursos, como entrenarlo para que aprendiera a qué decir para iniciar una conversación para seducir, le ayudaron a destruir ese miedo de una vez por todas.
2. Pensar en ligar o conseguir algo que quieres
Cuando nos planteamos una meta automáticamente estamos generando un miedo, el de no conseguirla (expectativas). De ahí surge la ansiedad, de un miedo latente que nos hace dudar ante un futuro incierto. Y no es un tema baladí, se ha demostrado que la ansiedad puede reducir e incluso anular la capacidad creativa. Y sin creatividad es muy difícil ligar.
Para solucionarlo tenemos que focalizarnos en disfrutar de la experiencia sin esperar que tenga que suceder nada más que el disfrute del momento. Ese es el arte de seducir ahora que promovemos desde Bravetys.
Ten en cuenta que cuando hablamos con alguien con un interés oculto, se nota. La otra persona puede pensar que solo hablamos con ella por un interés egoísta: mantener relaciones sexuales, conseguir pareja, etc. Cuando el interés ha de ser el de conocerse y permitirse fluir mientras la magia aflora. El típico déjate llevar y que pase lo que tenga que pasar.
3. Ocultar tus intenciones o enmascararlas
Lo de dejarse llevar y dejar que las cosas pasan es cierto, pero solo en parte. A la hora de seducir tenemos que mostrar un interés sexual e ir provocando avances. En este caso ocultar nuestro interés es contraproducente pues resulta falso.
Si nos morimos de ganas de tener sexo con la otra persona, mejor que se note. De esa forma, si lo hacemos con sutileza y elegancia, se contagiará la energía y no resultaremos inmaduros al procurar ocultarla (ni guarros en las formas).
La sinceridad es uno de los aspectos más atractivos en la seducción, así que si quieres ligar con alguien que te gusta apuesta por mostrar tus instintos en el momento adecuado y no renegar de ellos, nunca lo hagas por la mentira.
4. Ver el rechazo como si fuese el fin del mundo
El rechazo no solo no es el fin del mundo, sino que es una oportunidad para divertirse y acabar resultando más atractivo.
Gracias al rechazo podemos mostrarnos empáticos, asertivos o graciosos si sabemos responder al rechazo con sentido del humor. El rechazo hay que aceparlo y lanzarse a jugarlo. No te lo tomes como algo personal, porque están rechazando una primera imagen condicionada por el ambiente. Ni si quiera te conocen.
Otra forma de gestionarlo más avanzada es responder al rechazo generando tensión sexual, en ella lo contrarrestamos provocando excitación. Muy adecuada este tipo de gestión cuando sabemos que gustamos a la otra persona, o nos vemos dispuestos a arriesgar mostrando una mayor sexualidad. Quizá porque hayamos podido carecer de ella y sentimos que necesitamos proyectarla para gustar a la otra persona.
5. Interpretar un lenguaje no verbal de 007
Mantenerse erguidos, moverse pausadamente o mirar a los ojos, entre otros, son algunos tips a seguir para seducir sexualizando una conversación. No obstante, no todos los estilos de comunicación utilizan el mismo lenguaje no verbal y cada contexto exige un estilo distinto al que tienes que adaptarte.
Si estás en una conversación animada con multitud de bromas y humor, hacerte pasar por 007 va a darte una imagen de rarito inseguro. El humor requiere de un lenguaje más exagerado, con enfatizaciones en la voz más pronunciadas y mayor velocidad a la hora de hablar. Por lo que el prototipo de macho alpha que habla serio solo puede ayudarte en algunos momentos.
6. Ensimismarse y no seguir los hilos de conversación
El ensimismamiento es lo que te mantiene dentro de tu cabeza como si fueses un preso atado a unos grilletes. En ese estado pones tu atención en tus miedos, en pensar en qué puedes o no decir o en aquello que deberías o no hacer. Eso cohíbe la creatividad y la confianza, pues estás buscando respuestas en tu mente y no donde realmente están que es ahí afuera. Llevando a menudo a lo que se conoce como el temido bloqueo.
Para solucionarlo hay que aprender a cómo usar los hilos conversacionales junto a otras técnicas creativas como los mapas mentales. Ambas las encuentras explicadas en nuestro curso online de habilidades sociales. De esta forma te mantienes focalizado en la conversación y desvías tu atención de tus inseguridades hacia el uso de técnicas que se integran y naturalizan en tu forma de comunicar. Así tus conversaciones se vuelven más estimulantes sin esfuerzo.
7. Carecer de una mapa o modelo a seguir
Para ligar necesitamos entretener, jugar, excitar y hacer sentir comprendida, aceptada y valorada a la otra persona. Nada puede faltar.
Si no sexualizas (juego y sexo) pero sí sabes hablar bien y haces sentir cómoda a la otra persona, caes en la zona de la amistad. Si solo juegas y sexualizas pero no cubres esas otras necesidades, vas a lo que vas. Pensará que solo te interesa el sexo y faltará esa conexión que la haga sentirse especial y cómoda hacia dar ese paso.
Para que nada falte y sepas en todo momento por donde vas, necesitas tener todo esto en cuenta y saber en todo momento qué necesita la otra persona y qué necesitas tú para que la seducción avance. Puedes conocer nuestro modelo en El don de la labia.
8. No sentir algo especial por el otro
Si te limitas a pensar en lo que tú quieres y no te enamoras aunque sea de forma esporádica de la persona que tienes en frente, no vas a ligar. Por eso muchos de nuestros alumnos son ingenieros, matemáticos o abogados. Profesionales a los que les cuesta sentir, ya que incentivan mucho la parte racional del cerebro y se vuelven personas muy calculadoras y resultadistas.
La seducción necesita de crear conexiones intensas y se hace especial en el terreno de lo imprevisible. Ama esa realidad y déjate cautivar por la persona que tienes delante. Si ella no es tu musa o no se siente como si lo fuera, si no siente el brillo del romanticismo y la pasión en tus ojos, se sentirá como un mero objeto o meta al alcanzar.
Para fomentar estas actitudes se ha demostrado científicamente que la meditación y la lectura de texto poéticos incentiva esa sensibilidad emocional que nos lleva a sentir así. Eso sí, asegúrate de que sea un sentimiento que a su vez nazca de la apreciación de la libertad del otro y que no comunique necesidad. Prueba con nuestras meditaciones guiadas y si quieres empezar a leer poesía, puedes hacerlo con nuestro libro Vivimos en poesía.
9. Hacer caso omiso del don de la paciencia
Muchos de nuestros alumnos, cuando se quedan sin saber que decir, empiezan a proponer. Como si pidiendo una cita después de 5 minutos de pobre conversación las cosas pudieran ir a mejor. Pero nadie va a aventurarse a aceptar una propuesta si no está relativamente seguro de que las cosas pueden ir bien. Por eso saber cómo prolongar tus conversaciones incluso con gente que habla poco, será una habilidad nada desdeñable que tienes que desarrollar.
En cuanto a las actitudes que nos llevan a esquivar este error, la base es disfrutar del descubrimiento del otro y concentrarse en encontrar vínculos emocionales. Es esa conexión emocional la que hará que acepten esa cita o cualquier otra cosa que propongas.
10. Hablar de forma técnica o poco emocional
Para ligar necesitamos que nos conozcan, pero no por decir que somos personas que nos gusta tomarnos la vida con humor van a creernos. Mucho mejor sería contar una historia personal en la que se deduzca esa cualidad.
De esa forma entretenemos a la vez que nos mostramos más cercanos. La otra persona puede visualizarnos dentro de esa historia y sentir que nos conoce, al mismo tiempo que resaltamos los más rasgos atractivos de nuestra personalidad.
11. Juzgar o decir lo que deberían hacer
Hablar de tus experiencias y de cómo enfrentas los retos de la vida es mucho mejor que dárselas de consejero y decirle a los demás lo que deberían hacer en esas situaciones. Esta es una de las premisas fundamentales de la comunicación emocional para generar conexiones, que es seguramente lo que más marque la diferencia entre el éxito y el fracaso en nuestras relaciones.
De esa forma inspiramos con nuestra realidad y damos pie a que nos valoren más o que incluso despertemos cierta admiración. Sustituye el «deberías haber hecho / deberías hacer esto» por «a mi me pasó algo parecido e hice esto / lo que yo suelo hacer esto». Así no estás juzgando al otro diciéndole lo que debe hacer, solo estás hablando de ti. Se sentirá más escuchado y comprendido.
12. Exigirse el perfeccionismo
A la hora de ligar hay días buenos y días malos. Ocurre el cualquier área de la vida, y al igual que no exigimos a un futbolista que siempre marque goles o rinda a su máximo nivel, tampoco podemos exigirnos eso cuando socializamos.
Aceptar que no siempre va a salir todo como quieres y que por muy bien que hayas estado unas veces seguirá habiendo otras en las que todo salga mal, hace que la curva de ansiedad que te puede generar ligar se sienta más equilibrada. La aceptación provoca ese efecto, sobre todo cuando estamos incluso dispuestos a aceptar lo pero de lo que pueda pasar.
13. Darle demasiada importancia al físico
Está claro que el atractivo físico ayuda mucho para ligar, no es algo que vayamos a poner en duda. Sin embargo, hay guapos que no ligan nada porque están demasiado pendientes de demostrar que lo son.
Esto hace que una persona se perciba desde fuera como superficial, sobrevalorando lo que los demás piensan de ella y cohibiendo así el despliegue de un personalidad atractiva y natural que junto a su físico le haría tener éxito en el ligue. El efecto es el de sentir que de nuevo estamos encarcelados en nuestra propia mente. Así, al analizar tanto lo que puedan pensar de uno mismo, el más poderoso caballo de batalla que tenemos que es la comunicación se ve incapaz de fluir en su galopar hacia la seducción. Nos ahogamos al igual que en la historia de narciso.
Lo mismo ocurre con aquellos que tienen complejos o no se sienten atractivos, al poner su foco en el físico pierden muchísimas oportunidades porque van destruyendo su autoestima poco a poco. En lugar de sacar lo mejor de su personalidad y ser buenos comunicadores para seducir, se ven encarcelados por la inhibición que les provoca la inseguridad. Sucediendo esto incluso cuando su físico es de sobra atractivo para cautivar a quién tenemos delante.
14. No tomarse las cosas con sentido del humor
La seriedad puede ser un arma de seducción poderosa cuando estamos sexualizando, pero si esa seriedad es un derivado de ser susceptibles y saltar airadamente ante cualquier consideración de falta de respeto o desacuerdo, entonces mostramos una personalidad débil y dependiente. Dicho de otra forma: nos hemos convertido en el aguafiestas.
Por ejemplo, ante una crítica presentada como un defecto puedes contestar: «tengo otros muchos defectos, otro día si quieres los contamos. Hoy tus labios me tienen un poco despistado, y eso te lo puedes apuntar como virtud».
Para seducir hay que estar dispuesto a no tomarse las cosas demasiado en serio y predisponerse a ser creativo para jugarlas. Es más, debes amar el caos y todo lo que no puedas controlar, porque así es la seducción y solo esa pasión te hace resistir las sacudidas de una fuerte marea para acabar llegando a puerto. Saber cómo gestionar tus emociones siempre será vital, en cualquier área de tu vida.
Otra vía de crecimiento que será vital es la de mejorar el sentido del humor estudiando la técnica y las actitudes que lo propician. De esa forma no solo nos tomaremos las cosas con más humor, también aprenderemos a seducir siendo más graciosos o graciosas.
15. No mostrar carácter y dejarse pisotear
Si no tomarse las cosas con humor es negativo, dejar que te pisoteen puede ser todavía peor.
La clave para conseguir el equilibrio la encontramos en la comunicación asertiva. No puedes permitir que te falten al respeto, pero tampoco puedes tomártelo a la tremenda y montar un circo de ira y resentimiento que de el espectáculo. Con la asertividad aprenderás a hacerte respetar con palabras serenas pero con un mensaje firme.
16. Fanfarronear de lo que tienes o haces
Durante el proceso de seducción la otra persona tiene que ir descubriendo poco a poco cómo somos y que hacemos. Sin embargo, aquellos que han conseguido grandes cosas como un gran puesto de trabajo, hacer dinero o tener x coche, pueden tener el ánimo que querer impresionar a los demás con sus logros.
Esto es muy poco atractivo ya que da la impresión de que queremos comprar el afecto del otro de la misma forma que nos compramos el BMW que aparcamos en la puerta. Del mismo modo, al darle tanta importancia a estos logros, podemos generar inseguridad en la otra persona si ella no presenta un carácter tan ambicioso.
En lugar del éxito que tienes habla de cómo te sientes o te has sentido luchando por lo que quieres y haciendo las cosas que te gustan. Esa pasión hará que seduzcas mucho más si eres capaz de mostrarte humilde y provocará un gran impacto si finalmente descubren lo mucho que tienes. Además, facilitará a la otra persona el conectar contigo, porque te concentrarás en hablar de tu vivir con pasión y esa otra persona aunque no lo haga en el plano laboral, seguro que vive con pasión otras cosas que os pueden vincular.
17. Mostrarse inseguro por lo que no tienes
Esta es la contraposición de la anterior. Si alardear puede hacer que no ligues, mostrarse inseguro por no tener el trabajo que quieres, no tener suficiente dinero y otras tantas cosas, todavía puede ser peor.
Nos enamoramos de personas que están enamoradas de sus propias vidas independientemente de cuantos números haya en su cuenta corriente. Si quieres enamorar has de contagiar una actitud entusiasta hacia la vida, eso motivará al otro a conocerte más.
18. Pasarse haciendo el payaso
El sentido del humor es una de las herramientas más poderosas para ligar, pero también hay que saber hablar de temas con serenidad y abrirse emocionalmente. El problema de los más afines a usar el humor para ligar es que a veces no saben cuando parar y eso dificulta que esa comunicación que te lleva a conectar emocionalmente, no acabe teniendo lugar.
Para evitarlo utiliza siempre la ley del equilibrio y mezcla bromas con temas de conversación en los que te muestres más serio / seria. Esa seriedad te hará más sencillo sexualizar cuando las oportunidades se abran.
19. Olvidarte del rapport
El rapport es la sincronía psicológica que tenemos con la otra persona. Uno no puede acercarse a una chica que está cansada sentada en un sillón como si fuese el rey de la fiesta y esperar que vaya a saltar a su encuentre y se marche a bailar con el. Esa persona no se encuentra en ese estado.
Por norma general tendremos que encontrarnos en un estado de ánimo ligeramente superior al de la persona que tenemos delante y a partir de ahí ir fluyendo con las energías.
20. Demandar en lugar de provocar
Si te acercas a alguien demandando que te de buena conversación, vas a obtener justo lo contrario. Al presionar solemos obtener una resistencia. Lo efectivo en este caso es provocar. Y lo mismo ocurre cuando exigimos algo, como el conocernos solo si la otra persona busca tener una relación estable. Esa presión mata la seducción.
Si quieres una buena conversación dirige lo que le dices hacia esa vía. Si lo que quieres es que la otra persona se desinhiba y se deje llevar, aprende a jugar para provocarlo. Nunca digas: «venga anímate y disfruta, no estés tan sosa».
Seducir es hacer lo que tienes que hacer para que las cosas pasen.
Hasta aquí hemos hecho un repaso general de cosas que pueden impedirte ligar aunque seas guapo / guapa. Por supuesto hay muchas más y cada situación está llena de pequeños matices, por lo que estás invitado a dejar tus comentarios. Una gran forma aprender a ligar mejor es analizar los fallos del pasado con buen sentido del humor. Eso siempre motiva a no volver a cometerlos, y a echar unas risas por el camino.