Labia infinita: Prolongar conversaciones con gente que habla poco

 

Hay conversaciones a las que les cuesta arrancar. A todos nos ha pasado que estamos conociendo a alguien que nos contesta con brevedad y que no termina de implicarse en la conversación.

Esto ocurre tanto en persona como en conversaciones por chat, pero es especialmente en redes como Tinder o WhatsApp, que es donde más nos cuesta hacer que la conversación fluya. Debiéndose esto a que competimos por la atención de la otra persona, la cual puede estar inmersa en otras conversaciones, viendo la televisión o jugando al parchís.

Durante este artículo veremos algunas claves con ejemplos que nos sirvan para continuar esas conversaciones, mantenerlas estimulantes y hacer que la otra persona hable.

Aprende a llamar la atención con temas cercanos

Imaginemos que estamos manteniendo una conversación por Tinder, voy a coger el ejemplo de una conversación real de un alumno para que veamos cómo aplicar la técnica. No obstante, estas claves son aplicables a cualquier tipo de conversación.

—Hola
—Hola, qué tal?
—Muy bien, aprovechando el día maravilloso que está haciendo hoy. ¿De donde eres?
—Murcia
—En qué habrás andado hoy en esas bonita ciudad. Por cierto, ¿te dedicas a algo relacionado con la moda?
—No. Soy enfermera.

En este punto es cuando mi alumno se quejaba de las respuestas monosílabas de la chica al intentar conocerla por Tinder. No obstante, si analizamos brevemente la conversación, en un primer momento él tampoco ha incentivado a la chica a darle respuestas más largas. Eso siempre y cuando la chica sea meteoróloga y te hable de que el día maravilloso que hace es por no sé que presión atmosférica o por los vientos del sur.

Es decir, no ha dicho nada que llame la atención de ella, lo que provoca que se lo tome como una conversación más entre tantas y que apenas se esfuerce.
Veamos un ejemplo de cómo podríamos mejorarlo:

—Hola
—Hola, qué tal?
—Muy bien, negociando con mi perro para que asuma de una vez que los muebles no son comestibles.
—Jaja, eso nos ha pasado a todos.
—No si no le juzgo, no me va juzgar ni a los perritos ni a las personas. Pero ante estas situaciones la OTAN debería tomar cartas en el asunto.
—Pobrecito…
—Tú no serás algo así como una encantadora de perros en versión chica sexy, ¿no?
—No, soy enfermera. Pero me gustan los perros, tengo dos y me encanta pasar tiempo con ellos.

En este caso sacamos un tema común del que podríamos expandir mucho la conversación, ya que de perros se puede hablar largo y tendido. Comentando cosas que han hecho nuestros perros, derivándolo hacia otros temas como cómo pasamos tiempo con ellos (haciendo deporte por ejemplo), etc. Incluso si nos ponemos emocionales podemos hablar de la compañía que nos hacen o de la conexión que sentimos hacia ellos.

La idea es que juegues con esos temas de los que todos podemos hablar: animales, viajes, deporte, aficiones, trabajo, música. Eso sí, tan importante es que desarrollemos un tema que la otra persona controle, como que lo introduzcamos de una forma creativa. Recuerda, llamar la atención es vital. Algo para lo cual, sin lugar a dudas, el sentido del humor será nuestra herramienta más potente. Así que si no lo tienes entrenado, empieza cuanto antes.

Estimula utilizando la sexualización

La sexualización nos sirve principalmente para saber cómo generar deseo sexual, pero, como diría Lipovetsky, vivimos en una sociedad hipersexualizada. Por lo que jugar con las insinuaciones sexuales nos vale como una herramienta de humor picante para muchos tipos de conversaciones.

En ventas se estudia el modelo AIDA (Atención – Interés – Deseo – Acción), que encontrarás explicado en nuestra guía El don de la labia. ¿Cuál de estas incentiva la sexualización? Las cuatro. Sobre todo en contextos de ligue o en conversaciones con la pareja, aunque yo mismo la he utilizado miles de veces con compañeras de trabajo, gimnasio, amigas e incluso con amigos como forma de humor sin que hubiese intenciones sexuales ni seductivas.

Reanudemos el ejemplo de conversación anterior:

—No, soy enfermera. Pero me gustan los perros, tengo dos y me encanta pasar tiempo con ellos.
—Pues mira en eso coincidimos, ya tenemos dos cosas en común.
—¿Tú también eres enfermero?
—No, pero también me considero sexy. Sobre todo cuando saben provocarme, pero ese es otro tema…
—¿Y qué hay que hacer para saber provocarte?
—Miradas cómplices y nerviosas, susurros provocativos que a veces llegan de forma inesperada. Siempre hay que dejarse sorprender. Para el tema sexual me considero una persona muy abierta.
—A mi me ocurre lo mismo.
—Así me gusta, tabúes fuera. Pero bueno, ya habrá tiempo de hablar de esos temas. Ahora me genera curiosidad saber por qué decidiste hacerte enfermera.

Hablar de el por qué de la cosas

Acabamos de terminar el ejemplo de conversación anterior peguntándole por qué decidió hacerse enfermera. Este tipo de preguntas nos incentivan a recordar. Nos llevan a contar historias personales para indagar qué nos ha llevado a hacer lo que hacemos o por qué somos como somos.

—Pues te vas a reír, pero de adolescente me enganché a una serie de estas de hospitales, y a partir de ahí no pensé en estudiar otra cosa.
—La verdad es que es un ambiente que mola. Tiene que dar para muchos cotilleos y conocer a mucha gente. Como si todos en el hospital fueseis una gran familia. En mi trabajo hecho de menos este tipo de ambiente tan rodeado de personas.
—Sí, precisamente eso es lo que más me gusta. Además soy un poco cotilla, y en los hospitales siempre ocurren cositas jaja. ¿A qué te dedicas tú?
—A algo parecido a la salud pero no a la de las personas, a ver si lo adivinas.
—Ni idea. Como no seas veterinario.
—Caliente, caliente. Pero no, me van más las plantas. Soy ingeniero agrónomo. No sé por qué pero desde niño ya me encantaban. Debió ser porque pasaba mucho tiempo con mi abuelo y el me enseñaba un montón de cosas en un huerto que tenía.
—Jaja, la infancia siempre nos marca.

Evita hablar de forma técnica, seria y larga

Las personas no conectamos con el lenguaje técnico a menos que estemos hablando sobre ello profesionalmente. La seriedad es un cáncer que a menudo nos llega proveniente del trabajo y del que debemos saber desconectar. No nos ayuda a tener temas de conversación interesantes.

Si queremos que contesten a nuestras conversaciones tenemos que integrar a la otra persona en un toma y daca constante. No podemos soltar parrafadas, en el caso de hablar por chat, ni discursos bíblicos si lo hacemos por el habla. Tenemos que ir abordando cada tema de uno en uno, paso a paso. Solo entraremos en detalles más profundos de un tema si ambos estáis interesados en prolongarlo.

Esta es la respuesta que, sin mi consentimiento previo, mi alumno le dio a esa chica tras decirle que era enfermera:

—Soy enfermera
—Es una profesión muy vocacional, seguro que tienes una buena historia de cómo llegaste a ilusionarte por ella. Admiro mucho a las personas que se dedican a la salud, porque reunís una serie de cualidades que os hacen únicos, quizás de todas ellas me quede con la empatía y simpatía que soléis tener. A mi desde pequeñito siempre me gustó ayudar a los demás y ponerme en su lugar para comprender cómo se sentían, pero el tema de las jeringuillas me daba mucha tiricia.

¿Te has pegado un tiro ya? Espero que haya sido en la sien, porque no es para menos.

Técnico, serio y largo. Recuerda, esos son los tres errores que has de evitar si quieres prolongar tus conversaciones, porque si aburres, no te van contestar. Si quieres puedes comparar la conversación del ejemplo que nos hemos inventando con esta. Apreciemos una gran diferencia en el siguiente punto.

Concéntrate en un tema cada vez

En nuestro ejemplo vamos tocando uno o dos temas cada vez. Cuando hablamos del ambiente del hospital, nos limitamos a ese tema. Lo relacionamos con los cotilleos, el ambiente familiar o el estar rodeado de personas. Temas que pertenecen al mismo bloque, las relaciones sociales y del que la otra persona puede llegar a comentarnos muchas anécdotas.

En la respuesta de mi alumno, fácilmente la chica puede quedarse sin saber a qué responder. La hemos saturado. Que si es vacacional, que si tiene historias que contar, que si admiramos a los que se dedican a la salud, que si la empatía y la simpatía, lo de que nos gusta a ayudar a los demás…

Por supuesto, si la otra persona es buena comunicadora, seguirá hablando tan solo de uno de esos temas. El problema es que si la hemos dejado saturada, es muy probable que nos responda de forma escueta o que ni lo haga. Entonces, no quedará ninguna duda de que la hemos aburrido.

Bien, hasta aquí está bien por hoy. Si quieres aprender muchas más claves como estas, recuerda que puedes inscribirte en nuestro curso Desarrolla tu ingenio y sentido del humor. En él aprenderás todos los recursos que necesitas para prologar conversaciones hasta el infinito y más allá, y hasta hacer más amigos que el propio Buzz Lightyear.

David Belmonte
David Belmonte
https://bravetys.com/
David Belmonte es Graduado en Marketing por la Universidad de Murcia, Máster en Inteligencia Emocional y Mindfulness por la Universidad de Valencia, Experto Creativo por la Universidad San Jorge y MBA. Con 20 años de experiencia, está considerado como el autor de habla hispana más innovador en el área de las habilidades comunicativas aplicadas a las relaciones sociales y la seducción. Creando un modelo de comunicación emocional que encontrarás en su Máster online así como en sus libros Despierta Belleza, El don de la labia y Ligar por WhatsApp.

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