En este artículo veremos cómo funcionan las percepciones, y como éstas nos afectan a la hora de interpretar nuestra realidad, influyendo así en aspectos tan importante como la autoestima, la felicidad, y la comunicación.
Percepciones
Vivimos en un mundo donde la realidad objetiva es difícilmente identificable, pues la realidad es interpretada por las personas que la perciben.
La percepción comienza cuando las personas son expuestas a diversos estímulos procedentes del exterior, que son percibidos por los sentidos, vista, olfato, tacto, auditivo y gusto, que nos otorgan una interpretación de la realidad.
Esos sentidos son filtros variables. Así, como se estudia en Programación Neurolingüística (PNL), las personas se clasifican en visuales, auditivos y kinestésicos, en base a la forma en que perciben mejor su entorno.
Este hecho ya hace que las percepciones de una persona a otra sobre los estímulos que recoge de su entorno, varíen. No sólo por ser una persona única y diferente al resto de los habitantes del planeta tierra, sino que además sus percepciones serán distintas dependiendo del momento en el que esa persona se encuentre.
Así una persona que acaba de quedarse en paro y se presenta ante una situación muy complicada, pues su subsistencia está en peligro, tendrá una percepción de la realidad muy distinta de una que acaba de recibir un ascenso en su puesto de trabajo. Así, variables como el estado de ánimo influyen en nuestra forma de interpretar el mundo.
La atención es selectiva, donde el sujeto selecciona la información que le interesa y olvida el resto
Podemos concluir pues tras este análisis, que no sólo estamos expuestos a estímulos externos, sino que posteriormente, éstos son operados de forma cognitiva por cada individuo para dotarlos de significado, y como consecuencia, una interpretación de la realidad más o menos consciente. O lo que es lo mismo, más o menos acertada a lo que se correspondería con una «verdadera realidad», la realidad objetiva, o al menos, una verdad que sea realmente conveniente para su bienestar.
A continuación y siguiendo con este análisis sobre las percepciones, os dejo con un texto a modo de reflexión un tanto poética, que publiqué hace bien poco en mis redes sociales.
No existe la realidad, existe tu verdad.
Vivimos en un mundo lluvioso. Esa lluvia representa la tormentosa y apabullante afluencia de estímulos que se suceden unos tras otros como gotas cayendo hacia el vacío.
No existe una realidad, somos las personas quienes dibujamos a papel y lápiz cada día el reflejo de la vida. Para unos ese reflejo será artístico, creativo, grande, maravilloso. Para otros no es más que una lucha, una batallada de grandes caídas y levantamientos si procede.
Hay quienes aceptan la lluvia, recogen el agua más purificada. Avanzan y sienten el día a día como un crecimiento. Hay quienes se deprimen y trasladan la tormenta que hay fuera hacia sus adentros.
Una lluvia de estímulos. Una lluvia de sensaciones. Una lluvia de creencias. Lluvia de éxitos y fracasos. Una lluvia que cae sobre mojado, sobre los charcos de nuestros condicionamientos pasados. Y lo único que está en nuestras manos, no es recogerse bajo techo para dejar pasar el tiempo y consumir la vida, si no salir ahí fuera y danzar al ritmo de las gotas que chocan contra el suelo. Es la alegría de vivir, la alegría de aprender a percibir el mundo en todo su esplendor, con entusiasmo y sin miedos. ¿Sin miedo? Sí, sin miedo. Sin miedo ni siquiera al resfriado de resultar empapados. Cerrar los ojos, respirar profundamente, y envolverse en la magia de la conciencia, y al volver a abrirlos, sentir el mundo en plenitud.
Extracto del Poema:
Percepciones en un mundo lluvioso
Realidad subjetiva
Antes de continuar con este artículo, repasemos de manos de nuestra apreciada y amada Wikipedia, el término de subjetividad:
«La subjetividad es la propiedad de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en el punto de vista del sujeto, y por tanto influidos por los intereses y deseos particulares del mismo. Su contrapunto es la objetividad, que los basa en un punto de vista intersubjetivo, no prejuiciado, verificable por diferentes sujetos.
Desde el punto de vista de la sociología la subjetividad se refiere al campo de acción y representación de los sujetos siempre condicionados a circunstancias históricas, políticas, culturales, etcétera.»
No existe una realidad objetiva en cuanto a que ésta siempre ha de ser interpretada o codificada por algún individuo. Existe una realidad percibida de forma diferente por cada persona en torno a sus condicionamientos, emociones, hipótesis, creencias, etc. De ahí la poética afirmación que menciona el texto sobre el «dibujo de la realidad», pues somos nosotros, los individuos, quienes formamos e interpretamos esas realidades. Por eso hay personas que dicen una cosa y apuestan por unas teorías, y otras por otras. Interpretan una realidad diferente.
«Nuestra atención es selectiva y amplifica o filtra la información que le llega del mundo exterior conforme a nuestros propios propósitos y deseos, creando hipótesis del mundo que junto a las memorias que retenemos en el interior guían y manipulan la información sensorial para crear nuestra realidad particular». Redes – El cerebro construye la realidad.
Además de todo esto, aun siendo cierto que haya grupos sociales que tengan percepciones de la realidad muy parecidas, y por eso se organizan en ese grupo, en mayor o en menor medida la interpretación que cada sujeto haga de la realidad difiere. Dos personas pueden creer en lo mismo, por ejemplo, ser católicas las dos y tener los mismos valores. Pero el simple hecho de que una tenga un estado de ánimo mejor o peor que el de la otra, hace que vea la vida de forma diferente. No solo en cada sujeto, sino que en un mismo individuo cambia continuamente a cada momento. Tanto su percepción de factores externos como de sí mismo (factores internos). Lo que para una persona hoy puede ser muy cierto, mañana puede no serlo en absoluto, y eso no implica que salga de su grupo social o cultural.
La realidad subjetiva está cambiando continuamente, a cada segundo que pasa.
De este modo, interpreto que aunque puede existir una realidad objetiva o siendo más concretos, verdades objetivas que sean ciertas para todos, será muy complicado alcanzarlas, pues al pasar por los filtros de las percepciones, únicamente alcanzaremos a ver una «verdad subjetiva», para unos más distorsionada que para otros dependiendo de sus niveles de consciencia.
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Factores internos
Estos factores internos que nos llevarán a actuar de un modo u otro son la personalidad, la motivación y nuestras experiencias (aprendizaje).
Personalidad: son los rasgos y características de un individuo, determinantes de su comportamiento e interpretación de los estímulos. Según la personalidad de un ser humano sus reacciones puedes ser muy distintas, así si éste tiene una gran autoestima, ante un estímulo externo como una broma sobre él, le hará reírse, y si su autoestima es baja, reaccionará con ira.
Motivación: se relaciona con la capacidad que tiene el estímulo de poner en marcha a una persona, sin que podamos dejar de estar influenciados nunca por nuestro estado. Si algo nos suscita mucho interés, lo percibiremos de forma diferente que si no nos llama la atención.
Aprendizaje: a mayor aprendizaje por parte de una persona, la percepción será más compleja y diferente a las de otras personas que tienen un menor aprendizaje. El aprendizaje es el gran influyente en nuestro nivel de consciencia, e influimos en aumentarlo por ejemplo leyendo artículos como este. Por poner un ejemplo algo tonto a la par que obvio, la opinión que puede tener un psicólogo sobre una persona con trastornos de personalidad, puede ser muy diferente de la que pueda tener un economista o un ingeniero informático. Mientras que para el primero se trata de una persona que necesita ayuda y puede poner solución con un tratamiento adecuado, para los dos últimos puede resultarles un loco sin remedio, influyendo así en sus niveles de empatía al tratar con esa persona con problemas.
De la percepción a las deducciones
Existen muchos datos curiosos que auguran que la interpretación no sólo depende de esos condicionamientos del entorno ya mencionados, sino que también influye el subconsciente. Así hay estudios, como el de la Universidad Tecnológica de Texas (TTU), que auguran que las personas preferimos líderes políticos altos y corpulentos, pues influye el físico en nuestras percepciones de supervivencia, viendo aquellos más sanos (o que al menos lo parecen), como los más capacitados para sobrevivir.
Nuestras percepciones influyen en nuestras deducciones y actitudes
Otros estudios e investigaciones, dentro del ejemplo del valor físico, sostienen que aquellos más guapos son percibidos como más exitosos. Estas son variables que pese a tener un escaso sentido, nos hacen dilucidar hasta qué punto nuestras percepciones pueden llevarnos a engaño en las interpretaciones, pues los seres humanos hacemos un gran uso de las asociaciones. Para más información sobre estas percepciones relacionadas con la belleza podéis ver este vídeo.
https://www.youtube.com/watch?v=k_vxjR11G2M
En nuestra vida social
Pasemos ahora a elevar esos niveles de consciencia de los que hemos hablado, analizando las percepciones en distintos ámbitos sociales, apuntando como siempre hacemos en esta revista y en nuestros talleres y cursos, hacia unas deducciones más optimistas que nos reporten mayor felicidad y éxitos.
Posesión y amor
Es la interpretación que hagamos de nuestra vida lo que hará que el amor sea un puente hacia el sufrimiento. Un amor intenso puede provocarnos deseos de posesión, queremos mantenerlo siempre así de maravilloso. Pasar por una mala racha y que el amor que sentimos hacia otra persona sea lo único que nos alegra el día puede acabar produciéndonos dependencia emocional. Sin esa persona ya no sabríamos vivir…
Es la posesión y esa dependencia emocional lo que acaban convirtiendo al amor en un cáncer, donde pasamos desde un extremo, la pérdida de interés fruto de que ya poseemos a esa persona, hacia el otro, el miedo excesivo a perderla. Vaivenes del deseo, celos y sufrimiento general fruto del desequilibrio emocional. Pero para una persona psicológicamente sana, que se quiera a sí misma y construya su felicidad a partir de su propio deseo de vivir y disfrutar el presente, sin que su autoestima dependa de ningún factor externo, el amor se convierte en la mayor plenitud.
Más sobre dependencia emocional en:
Dependencia emocional: Cómo superar la obsesión amorosa
¿Amor o Sexualidad?
La intensa sexualidad que hoy día impera nuestras vidas, la que ha cogido las riendas de nuestras sociedades, es un anestésico al profundo miedo que las personas le tienen a enamorarse por los daños emocionales que han tenido en el pasado. Pero la culpa no es del amor, la culpa es de la mala interpretación que hacen de él la inmensa mayoría de las personas, que ante sus malas experiencias deciden centrarse en una sexualidad poco involucrada en sentimientos. Y antes de que el lector o lectora pueda interpretar esto una crítica a la sexualidad, advierto ya de que «por ahí no van los tiros», pues pienso que la sexualidad es muy buena y necesaria para nuestras vidas. Mi crítica va dirigida a aquellos que se refugian en la sexualidad conteniendo sus emociones y sentimientos hacia otras personas por miedo al sufrimiento.
Por otra parte, a mi modo de verlo, el amor no implica dolor, es el mal condicionamiento de los seres humanos quien transforma ese amor en una intensa angustia. Son estas percepciones lo que puede convertir una relación sana en una tóxica.
Críticas, discusiones, conflictos….
Muchas personas tienen la tendencia de juzgar y criticar las acciones de otras personas, simplemente porque éstas acciones no se corresponden con sus formas de pensar.
Qué bonito sería que en lugar de encarcelarnos entre las barreras de nuestra mente, intentásemos ver más allá. Que viésemos lo maravilloso que es que unos piensen y actúen de una forma distinta a la nuestra, y centrarnos en lo bueno. Cuidado con los condicionamientos del pasado, pues muchos están ya caducos en nuestra sociedad. Vivir el presente implica una renovación contínua.
La mayoría de las veces que discutimos lo hacemos por auténticas chorradas. Es que tú esto no lo has hecho bien, es que no sé como puedes pensar así, es que no sé como no has pensado que eso, es que no entiendo como puedes hacer tal o cual cosa…
Expande tu mente, acepta que cada ser humano tiene una forma de pensar diferente y que eso es maravilloso. Usa la empatía y no intentes que todo el mundo sea o piense igual que tú, y al mismo tiempo usa el coraje para defender tus propias formas de pensar centrándote en sus puntos positivos. Si todos fuesemos iguales nos moririamos de aburrimiento. ¡Celebremos que somos diferentes!
Influencias buenas o malas
El contacto con los demás nos contagia de sus emociones. El nerviosismo, el estrés, la negatividad, el todo o nada. Nos causan emociones negativas que no necesariamente las provocamos nosotros, sino que pueden provenir de nuestro entorno.
Vigila tu entorno. A aquellas personas que tienes a tu lado cada día. Sin querer causarte ningún mal pueden estar contagiándote actitudes y sensaciones negativas. Pero ademas, contigo mismo/a, debes ser consciente e identificar cuando pueden estar influenciándote negativamente y no permitirlo.
Comunicación eficaz con los demás
Si queremos ser buenos comunicadores y evitar provocar malentendidos y conflictos, deberemos tener en cuenta las percepciones. Tendremos que tener en consideración que cuando nos comunicamos no sólo hay que tener en cuenta el significado que nosotros le damos a esas palabras, si no el significado que puede estar dándole nuestro público.
Este significado que puede tener para nosotros una palabra o expresión puede diferir del que le dé cualquier otra persona. Vigila lo que dices y el cómo lo dices y anticípate a las posibles objeciones que puedas obtener en favor de un buen entendimiento.
Si creemos que la percepción de la otra persona es errónea, como buen comunicador tu deber sería hacerle ver su error sin atacarla, y contagiarla de emociones positivas que relajen su estado de ánimo, a la vez que buscas un entendimiento y solución benefactora para ambos.
Toma el control de tus emociones y mira hacia adelante y hacia tu presente con valentía, alegría y optimismo.
Conclusiones y recomendaciones finales
Hemos visto cómo las percepciones son distintas de unas personas a otras, y cómo éstas influyen en nuestras deducciones y actitudes. Dicho de otro modo, dependiendo de nuestras percepciones, influenciadas estas por nuestros condicionamientos y creencias, haremos unas deducción de estos estímulos que nos llevarán a actuar e interpretarlos de un modo u otro, afectando así a nuestro comportamiento.
Todo esto es fundamental en la formación de los distintos rasgos de la personalidad, así como de nuestras actitudes. Replantearnos, meditar o reflexionar vuelve a ser la mejor vía para poner en tela de juicio a nuestras percepciones, y así poder evaluar hasta que punto podemos considerarlas como ciertas o beneficiosas para nosotros. A veces no es sencillo, pues nuestro conocimiento del mundo puede ser limitado, para lo cual consultar a otras personas o formarse sobre el papel (leer libros o artículos), se vuelven recursos de gran utilidad.
Al mismo tiempo cabe mencionar que estos cambios llevan su tiempo y exigen constancia, pues más vale una lluvia fina y constante que empape bien la tierra, como el sirimiri, que un chaparrón que produce riadas y problemas y apenas empapa la tierra.
#wearebrave #alwaysbeatyourself
Todo es una cuestión de perspectiva en una especie de jungla filosófica donde la realidad objetiva es difícilmente detectable. De ahí que requiramos de una gran ambivalencia que nos permita comprender distintos puntos de vista completamente opuestos. A partir de ahí, observa toda la gama de grises que hay en medio. En esos momentos encontrarás la consciencia oculta en ellos.