El miedo es una advertencia emocional que surge ante una percepción de daño físico o emocional. A menudo se presenta como una sensación de angustia o nervios. El miedo hace que seamos cautos y evitemos el riesgo, lo que es bueno para nuestra supervivencia de cara a evitar los daños físicos.
No obstante, el miedo peligroso es el psicológico, el que se produce pese a no presentarse ningún peligro, como por ejemplo el miedo a que nos rechace una persona que nos gusta, o el miedo a exponer en público. Es ahí cuando estos miedos afectan a nuestra vida normal y nos impiden realizar acciones que queremos o debemos hacer.
El miedo es diferente a la fobia, pues mientras el miedo nos provoca ese nerviosismo, angustia o ansiedad que ya hemos comentado, la fobia se presenta a un nivel superior, produciendo bloqueos o ataques de ansiedad y pánico.
El primer paso para ser más valiente es aumentar nuestro comprensión y conciencia sobre el miedo.
Comprender el miedo y su origen
Tras la conciencia aparecen siempre las soluciones ocultas.
1. No permitas que el miedo te manipule
El miedo y la inseguridad es algo que nos manipula, que nos impide realmente ser quienes somos. Muchos nos dicen que tenemos que ser nosotros mismos. Otros piensan que ya llevan mucho tiempo siendo ellos mismos y que no han hecho más que acumular fracasos. La pregunta es, ¿estás siendo realmente tú mismo si tus miedos te están manipulando?
La mente tiende a evitar aquellos estímulos que le han causado daño en el pasado. Por ejemplo, una persona que la primera vez que expuso en público, lo hizo mal y la audiencia se rió de ella (quizá por no haber preparado bien lo que quería exponer), asocia ese acto con la sensación de malestar que experimentó en el pasado. Quizá sea una persona que se expresa muy bien y pueda hacer grandes presentaciones en público, pero por culpa de esa experiencia pasada evitará ese acto o incluso aunque lo haga, el miedo se apodera provocándole nerviosismo y bloqueos mentales.
Cuando identifiques uno de tus miedos, haz el siguiente ejercicio: intenta visualizar desde dónde surgió. La siguiente parte del artículo te ayudará en este cometido.
2. Identifica tus miedos
Los miedos nos manipulan pero…¿de dónde surge el miedo? Yo puedo estar deseando ir a hablar con esa chica o chico que tanto me gusta, e incluso saber qué es lo que quiero decirle. Mi deseo es atraer a esa persona, pero mis miedos me manipulan de forma que me siento paralizado y no puedo hacerlo. Lo mismo me podría ocurrir ante una entrevista de trabajo que fuese muy importante para mí.
El miedo psicológico surge del deseo. Ya sea seducir a esa persona que me gusta o cumplir algún sueño profesional, el miedo casi siempre parte del deseo. Si usted mañana quisiese encontrar a la persona de sus sueños, le surgirían muchos miedos. Por ejemplo, podría empezar a sentir miedo de si va a poder encontrar a una persona que le guste de verdad, o si en el caso de que la encuentre el/ella sienta lo mismo por usted. Otro ejemplo podría ser el cumplimiento de un sueño: si una persona quiere encontrar trabajo cuando termine sus estudios, de ese deseo puede surgir el miedo de que no lo consiga o de que ese trabajo no sea el que más le interesa.
Del deseo surge el dolor; del deseo surge el miedo. Para aquel que está libre de deseo ni hay dolor ni mucho menos miedo (Buda Gautama)
Por tanto y teniendo claro que los miedos surgen de nuestros deseos, lo que debemos hacer es aprender a identificar nuestros deseos y sus miedos asociados, y a partir de ahí reenfocar nuestra interpretación para poder superarlos.
3. Evita el contagio
Recuerdo el día que me examiné del examen de conducir (el práctico). Estaba muy seguro de mí mismo, no tenía ninguna sensación de ansiedad. Aunque apenas hubiese realizado 7 prácticas, mis años atrás de experiencia en carretera con ciclomotor y alguna que otra salida a conducir con mi hermano mayor me otorgaban ya un buen dominio del coche y de la carretera. Me sentía muy seguro. Sin embargo mientras esperaba mi turno, un chico se puso a mi lado y empezó a contarme que ya había suspendido 5 veces el carnet de conducir. Empezó a decirme como le habían suspendido y mientras me lo contaba movía las piernas de forma nerviosa y me daba palmitas con la mano. Esto hizo que me contagiara su miedo por suspender, y cuando subí al coche no atinaba ni a ponerme el cinturón. Al final por culpa de los nervios suspendí, cuando de casa había salido con toda la seguridad del mundo.
La conclusión que podemos sacar de aquí es sencilla, y es que si te juntas con personas con miedos, es muy posible que te los transmitan aunque en principio tú no los tuvieras. Si quieres ser un mal estudiante, júntate con malos estudiantes. Si quieres ser un desequilibrado emocional, júntate con desequilibrado o pon Gran Hermano en televisión todos los días. Y si quieres evitar el miedo, evita a gente miedosa o al menos se consciente de la situación para que te afecte lo menos posible.
También ten en cuenta que la sociedad en su conjunto contagia o establece de base una gran cantidad de miedos, así mientras que en culturas como la de Estados Unidos emprender y montar una empresa es animado y motivado por la gente del alrededor, en países como España la mayoría empieza a buscar los motivos por los que se puede fracasar, siendo una cultura más enfocada hacia la búsqueda a un trabajo lo más seguro y estable.
4. Vigila las herencias no deseadas
En este punto nos encontramos en la misma situación que en el anterior. Todos recibimos una educación diferente, y eso afecta también a nuestros miedos. Los hijos de empresarios exitosos suelen tener menos miedo a montar una empresa. Se podría decir que lo han mamado, no es algo ajenos ni novedoso a ellos, lo que les evita sentir el miedo a lo nuevo. Ahora, como seas hijo de un empresario que fracasó en los negocios y éste no pare de hablar de las consecuencias negativas que sufrió, entonces es muy probable que te ocurra algo parecido ahora, evitando ser emprendedor y buscando un trabajo lo más seguro posible.
En casos como estos, es responsabilidad nuestra hacer un ejercicio de introspección y descubrir cuál es nuestro camino ideal según nuestros valores. Desprendiéndose de la influencia del entorno, podemos sacar una gran valentía interior.
5. Sé consciente de tu presente
El miedo sólo lo podemos encontrar en el pasado y en el futuro. Un militar puede sentir miedo antes de iniciar una batalla, pero cuando está dentro de ella y las balas se pasean a su alrededor está tan concentrado en sobrevivir que es imposible que pueda concentrarse en la emoción del miedo, pues perder esa dosis de atención podría costarle la vida.
Vive intensamente el momento en la plenitud consciente del ahora, así dejarás de dar energía a tus miedos, pues estos solo son mentales, y nosotros damos más fuerza a la presencia misma.
Eso suele ser más visible cuando lo que vamos a hacer nos apasiona. Aquél que tiene una idea empresarial en la que cree y le entusiasma, lo llena de tanta pasión que solo alcanza a ver nuevas ideas y soluciones ante las dificultades, el miedo a no cumplir su deseo no aparece, está demasiado sumergido en el momento.
Medita, encuentra momentos para relajarte y fúndete con tus acciones. Cuanto menos peso le des a tus pensamientos, menos miedos tendrás.
6. Evita la trampa de la imitación
El miedo proviene en muchas ocasiones de la falta de confianza en nosotros mismos. Una forma de sentirnos más seguros es imitar a otras personas que consideramos exitosas. Pero así no fomentamos la seguridad en nosotros mismos, únicamente copiamos, copiamos y copiamos. El miedo no se va. Quizá no lo sentimos tanto al realizar los actos copiados, pero internamente lo amplificamos, pues no estamos fomentando la confianza en nuestra propia inteligencia.
La clave no está en imitar a aquellos que tienen éxito, pues todos somos personas diferentes y lo que le funciona a alguien en concreto no tiene por qué funcionarte a ti. Lo importante es conseguir reflejar quien realmente somos, conocernos y superar nuestros propios límites con la práctica y entrenamiento de nuestras habilidades.
Nuestro objetivo es cambiar y mejorar lo que tenemos con cada nuevo amanecer un poquito más, pero partiendo desde nuestras propias bases hacia un camino de crecimiento sólido, no poniéndonos la máscara de otra persona, pues así lo único que hacemos es echar serrín sobre nuestros miedos e incurrir en problemas de pérdida de identidad. A la larga el remedio no es más que un parche.
Tras la comprensión llega la aceptación, empezamos a tomar conciencia y los obstáculos comienzan a ser reinterpretados y superados.
Transforma el miedo en energía aventurera
La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma
El miedo es energía, y como energía únicamente podemos transformarla. El miedo no se elimina, se acepta y reinterpreta. Intentar huir del miedo es como huir de la muerte. De hecho, el miedo que da fuerza a todos los demás es el miedo a la muerte (supervivencia).
Hace un tiempo un chico me decía que quería erradicar su miedo a acercarse a hablar con una chica, que no le gustaba sentir ese nerviosismo y ansiedad. ¿A quién puede gustarle sentir miedo? ¿A quién no le gusta la seguridad y el confort? Pues querido lector o lectora, a mí me gusta sentir el miedo, pero únicamente porque sé lo que significaría no sentirlo.
Mucha gente muere antes de su muerte, vive en una tumba fabricada por sus deseos de seguridad, pero la seguridad es aburrida. La seguridad mata a las personas, te hace perder la pasión por las cosas. Yo le contesté a ese chico: ¿Quieres sentir una seguridad plena antes de ir a hablar con ese chico o chica que te gusta? Plantéate bien tu deseo antes de pedírselo a algún genio poseedor de una lámpara mágica.
El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.
Alonso de Ercilla
La ausencia de miedo es la ausencia de emociones. Es ser un robot. Una máquina. Sin inseguridades, riesgos, retos, ansiedades, frustraciones, etc, tampoco sentiríamos todas las emociones de orgullo, motivación y ambición que nos supone el crecer y superarnos. Y si asesinamos todo aquello que nos hace sentir, nos sentiremos muertos y carentes de sentido. Una vida que cada vez nos sorprenderá menos.
Afrontar el miedo es importante, pero sentir es absolutamente primordial. ¿Sientes miedo? Da las gracias, porque sentir miedo es tener la oportunidad de afrontarlo con valentía. Quienes pierden la capacidad de jugar con la imprevisibilidad de la vida, empiezan cavar su propia fosa. ¿Por qué hay millonarios o personas que podrían estar jubiladas que siguen trabajando? ¿Es ambición desmesurada la que revolotea por sus venas? No, es la emoción de la batalla. Son personas que encuentra la emoción de la vida en el trabajo, y la quietud les inspira putrefacción. Quién renuncia a la acción, empieza a cavar su propio hoyo de aburrimiento. El tiempo ocioso puede resultar asesino si no se encuentran formas significativas de darle sentido y disfrute.
No tener miedo es muerte, ausencia de altas emociones. Acepta y ama el miedo, mira fijamente a sus ojos de león y crécete ante el con la valentía que inspira el sentir del fuego del universo.
#wearebrave
Céntrate en ese lado de la moneda positivo que tiene el miedo bajo las inspiradoras emociones que nos supone el afrontarlo y superarlo. ¡Trasforma la energía del miedo en acciones valientes! Si ese chico no sintiera miedo al conocer a una persona nueva que le gusta, la situación perdería gran parte de su romance y atractivo natural, transformándolo así en un insensible y enclenque actor de circo, matando toda emoción.
Afronta tus miedos lo antes posible
La mente tiende a evitar lo nuevo, intenta acomodarnos en una zona de confort. Quiere que sólo hagamos aquello que se nos da bien, aquello en lo que te sientes cómodo. Pero es que lo que actualmente se nos da bien en algún momento no fue así y tuvimos que superarnos y afrontar miedos para conseguirlo. Si no afrontamos el miedo a lo nuevo en algún momento, nunca podremos llegar a superarlo.
Vuelve a echar un vistazo a tu pasado, y recuerda aquellos miedos que tuviste y que afrontaste con éxito para luego pensar: vaya, tanto pánico y al final solo era esto, ¡estoy deseando afrontarlo de nuevo!
A menudo la mente amplifica y amplifica y amplifica nuestros miedos una y otra vez, y sino los afrontamos con determinación, se ciega en las excusas y argumentos apocalípticos cada vez más. Afrontarlos cuanto antes es el mejor remedio para no caer en esta espiral.
Hazte ya con mis libros:
Prepárate para la aventura
Superar y vencer nuestros miedos de una forma sólida y consistente en el tiempo requiere una cierta perseverancia, aunque sin duda es algo que dependerá de que miedo en concreto sea.
Para conseguir nuestro cometido de afrontar y vencer con éxito esos miedos, nos basaremos en el triángulo del éxito que se usa mucho para explicar el triunfo de algunas personas o instituciones. Está formado por tres factores:
1. Deseos: imaginación, ideas o sueños.
2. Técnicas o conocimientos: sobre cómo llevar a cabo esas ideas o sueños.
3. Motivación o entusiasmo: El motor que nos mueve.
Una persona puede tener muchas ideas brillantes (deseos), pero si no sabe cómo llevarlas a cabo (técnicas y conocimientos) y no tiene entusiasmo por conseguirlo (motivación y entusiasmo), esto no servirá de nada.
Con el miedo ocurre lo mismo. Deberemos no solo comprenderlo y aceptarlo, sino adoptar soluciones más tangibles derivadas del crecimiento personal en cada ámbito en cuestión.
Así pues, de este triángulo del éxito he desarrollado un nuevo triángulo que nos ayudará a tener un esquema en nuestra mente sobre cómo superar nuestros miedos.
El triángulo es muy sencillo, y es que si el miedo surge de los deseos, obteniendo las técnicas y conocimientos que nos lleven a cumplir esos deseos, ganaremos confianza en nosotros mismos y veremos como esos miedos disminuyen a medida que nos sentimos más preparados y los vamos afrontando. Muy importante esto último, hay que afrontarlos mientras nos preparamos, no prepararnos y posponer la acción. Ambas cosas tienen que ir de la mano, aunque también dependerá de que miedo sea y de las posibilidades para afrontarlo de forma gradual.
La tercera parte del triángulo es el entusiasmo, el motor que te carga las pilas para que tengas la perseverancia y energía necesaria. Para fomentar ese entusiasmo podemos imaginarnos a nosotros mismos habiendo cumplido ya ese deseo que nos generaba miedo, concentrándonos en las sensaciones placenteras que nos produciría, o imaginarnos afrontando ese miedo con éxito y motivación, lo que nos permitirá mantener el impulso a lo largo del camino. Como ves, las tres partes de este triángulo se refuerzan entre si.
Un ejemplo de aplicación del triángulo: Miedo al sexo
Un día hablando con un chico me comentaba que tenía mucho miedo al sexo y no conseguía tener una erección cuando estaba en la cama con alguna chica, y que por favor le ayudara a solucionar ese miedo. Tras escucharle largo y tendido comprendí que ese miedo no venía de nada físico, sino que latía su influencia en el fruto de un par de malas experiencias previas.
Él DESEABA (recuerda que el miedo surge del deseo) hacer disfrutar a las mujeres en la cama, pero esas experiencias previas negativas le habían generado una fuerte inseguridad que le impedían que su amiguito funcionase correctamente. Al mismo tiempo tenía una alta expectativa de que debía proporcionar un gran sexo, y ese perfeccionismo, como vimos en el artículo anterior, amplifica el miedo.
Descartado todo problema físico, únicamente mejorando sus TÉCNICAS como amante, ya sea comprándose algún libro sobre cómo hacer disfrutar a una mujer en la cama o documentándose de cualquier otra forma, conseguiría ganar confianza en sí mismo. De este modo en cuanto volviera a tener una o dos experiencias sexuales y estas fuesen positivas, el miedo desaparecería para siempre.
Pero claro, para conseguir esto también se necesita ENTUSIASMO, pues siempre hay personas que por más que deseen algo y dispongan de la posibilidad de mejorar, no están dispuestas a hacer un esfuerzo e invertir en ello. Hay gente que no es capaz de leer un libro de autoayuda aunque le vaya la vida en ello, por tanto cuanto mayor sea en entusiasmo, quizá más puedan animarse a hacerlo.
Por último, recuerda que de los errores es de donde más se aprende, y que todas las personas los cometemos. La diferencia entre la persona exitosa no es que cometa menos errores que la que fracasa, sino que la que fracasa abandona antes de tiempo y la exitosa sigue y persiste hasta que consigue lo que quiere.
Resumen:
- Medita y reflexiona sobre tus miedos para tenerlos identificados. Ya sabes como funcionan, por lo que te será más sencillo hacerlo.
- Acéptalos e intenta encontrar el lado positivo de ellos (emociones positivas que pueden derivar de esta emoción de miedo).
- Supera tus miedos con el triángulo: documéntate sobre aquello que necesites mejorar, invierte tiempo en eso, y lánzate lo antes posible.
#wearebrave #alwaysbeatyourself
Solo sin temor a nada ni a nadie nace de nuestro ser nuestro yo más auténtico. No prostituyas la fuerza que en tu interior por intentar ajustarte a los pensamientos ajenos. Crea tu propio rumbo y no mires atrás. Así descubrirás los caminos que te lleven a la creatividad que consigue marcar diferencias.
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Hola buenas tardes me llamo Abraham Gonzalez soy de Celaya GTO. Mari Alonso me comento que querían realizar un evento aquí en celaya y se querían ponerse en contacto conmigo