Solo existe una nacionalidad y se llama humanidad.
Despreciar a otros por ser diferentes a uno mismo es inadmisible. Catalogarse a uno como superior no es más que una muestra de la inseguridad de carácter; por muy alto que se diga. El odio no lleva a ninguna parte. Los que defendieron y aún defienden el racismo han perdido la lucha y nunca se ganó más con una derrota.
Abracemos lo que es diferente, pues siempre podrá enseñarnos más que lo que nos refleja nuestro propio espejo.