No me engañes con la complacencia de tus elogios no sentidos. Creo mucho más en tus críticas de ojos saltones perdidos hacia el abismo del que intenta evitar la ofensa. En tu miedo a mis argumentos de escudo en cuyo flujo siempre encuentro algún olvido. Algo ignorado que aparece de nuevo como encontrado en lo más alto del armario.
Fielmente alterado los horizontes creativos se abren cual sonido que surca el aire hacia oídos que no lo ignoren, pues de otro modo, no existiría tal vibración. Siendo eso lo que nos ocurre cuando no prestamos atención, que estar estamos, pero con la existencia dándonos de lado.
¿Será esa alteración un faro iluminando la brillantez de mi mente?
Rubrica en mi tu más bella crítica sin compasión y comprobémoslo. ¡Incentiva mi volcán de ideas inútiles en pos de encontrar alguna sobriedad oculta en ellas! Déjame entrar por la puerta de tu alma, y siempre te prometeré portarme bien.
Todo lo bien que transcurra en mi ese nuevo amanecer.