La ambigüedad es más sincera que la verdad

Cualquier idea fija que tengamos y se haya introducido fuertemente en nuestra mente ha de ser cuestionada y reflexionada. Porque la vida no son matemáticas y si no aceptamos cualquier tipo de posibilidad partiendo desde nuestro propio lenguaje, sus puertas nos puedan acabar estallando en las narices.

Es una fallo típico de comunicación y te voy a explicar porqué

Acostumbramos a decir las cosas tal y como las pensamos y sentimos, pero muchas veces las decimos en imperativo. Nos preguntan qué queremos hacer en el futuro y decimos imperativamente lo que queremos hacer: «¿Tener hijos? Pues claro. ¡Yo quiero formar una familia!».

Pero una respuesta rotunda referida al futuro es siempre mentira. ¡Es falsa! Nadie sabe si va a querer tener hijos en el día de mañana. Puedes pensar que te encantaría tenerlos y que es muy probable que los tengas fruto de ese deseo. ¡Esa es la verdad! Pero es una verdad flexible. Es totalmente hipotética.

Comunica de una forma más consciente y condicional

Uno de los principios de la comunicación emocional es hablar de forma subjetiva. Más política. Evitando respuestas rotundas. Estas están supeditadas a las vueltas que pueda dar la vida. De forma que sea más difícil que al cambiar de opinión, nadie te pueda recriminar tu cambio de postura, pues ya avisaste de su viabilidad.

No sabes lo que vas a pensar mañana, solo sabes lo que piensas ahora y cómo pensaste en el pasado. Es como la vida misma. La verdad sobre nuestras intenciones siempre es ambigua, siempre se anda por las ramas. Las personas cambiamos, crecemos, nos desarrollamos y nuestras ideas fluyen y cambian también.

La naturaleza cambia a cada instante y nosotros con ella.

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Lo que repites te condiciona

Al mismo tiempo las verdades absolutas cuando las repetimos una y otra vez calen dentro de nosotros y no nos permiten ser flexibles a las curvas que la vida nos presenta. Así funcionan los condicionamientos.

Esa persona que responde con un rotundo sí a la pregunta de si quiere tener hijos en el futuro, se está auto-programando de forma rígida ante un futuro incierto. Si finalmente no puede tener hijos por cualquier motivo, sentirá una fuerte frustración e infelicidad. Costándole mucho adaptarse a un futuro diferente al que había imaginado tantas veces de una forma concreta.

Las ideas fijas son podredumbre, pero intentamos aferrarnos a ellas porque así nos sentimos más seguros.

¿Cuál sería una posible respuesta correcta a esa pregunta? Sencillamente algo así: «La verdad es que ahora mismo pienso que me encantaría. Si todo va bien y la vida me lo permite me gustaría tener al menos uno o dos».

Ahora mismo pienso que me encantaría… pero eso puede cambiar. ¡No nos aferramos a la idea!

¿Queremos las cosas claras?

¡Quiero un chico que tenga la cosas claras! Esa es una afirmación muy frecuente por parte de las mujeres. Todo un tópico, y toda una mentira. Al menos en parte. Me explico…

Las cosas claras se vuelven aburridas. Nadie tiene las cosas claras, puedes estar seguro de muchas cosas y tenerlas bien interiorizadas, eso es muy bueno cuando son positivas. ¡Nos ahorra tiempo además! Lo mismo ocurre con nuestros valores. Es importantísimo tener unos valores sólidos que nos protejan y nos den soluciones rápidas y eficientes.

No obstante, si no tienes la capacidad para ser flexible, entender otros puntos de vista y aceptar que mañana puedes pensar diferente, tu mente estará ciega. Te surgirán muchos problemas que no entenderás, porque no verás más allá de tus pies y de la línea que marcan al pisar el suelo.

La ambigüedad es más sincera que la verdad. Porque lo que queremos hoy no tiene porque ser lo que vamos a querer mañana.

Sé honesto y sincero aceptando tu propia ambigüedad interna

No seas mentiroso, sé ambiguo. Porque así es la naturaleza. Hoy nos da sol y mañana nos da lluvias. Hoy el bosque está seco y en unas semanas ha florecido. Al igual que la naturaleza nuestros pensamientos, ideas, creencias y sueños variarán. Cada día cambiamos y el que no acepte esta realidad caducará, porque vivirá amarrado a los condicionamientos del pasado, es decir, esclavo de su propia mente.

Ábrete, acepta la vida en todos sus matices e interpretaciones, y vive acorde con su flexibilidad. Sé inteligente. Danza con ella como los pájaros vuelan libres apoyados sobre el suave viento.

bravetys

#wearebrave #alwaysbeatyourself

¡Qué sea la marea quien nos guíe! El barco zarpó mientras jugábamos a hacernos el amor. Viviendo uno de esos momentos en los que sientes que, sea cual sea el futuro que aguarde después, jamás nos harán sentir culpables, únicamente… más libres.

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David Belmonte
David Belmonte
https://bravetys.com/
David Belmonte es Graduado en Marketing por la Universidad de Murcia, Máster en Inteligencia Emocional y Mindfulness por la Universidad de Valencia, Experto Creativo por la Universidad San Jorge y MBA. Con 20 años de experiencia, está considerado como el autor de habla hispana más innovador en el área de las habilidades comunicativas aplicadas a las relaciones sociales y la seducción. Creando un modelo de comunicación emocional que encontrarás en su Máster online así como en sus libros Despierta Belleza, El don de la labia y Ligar por WhatsApp.

0 comments

  • Una vez más, agradecida por tu consejo David, y sorprendida porque jamás habia dedicado tiempo a esta reflexión tan acertada, asi que doblemente gracias por mostrar otra razón para seguir abriendo y flexibilizando mi mente y dedicar mi energia a vivir intensamente la vida en vez de intentar entenderla….abrazos¡¡¡

    1. Jajaja, nunca llegaremos a entenderla al 100%. A mi me encanta conocer cosas nuevas, reflexionar, investigar, escribir, etc. Pero siempre desde unos pilares básicos, aceptarse y disfrutar de la vida. Si te aceptas y disfrutas de la vida todo el crecimiento que se produzca vendrá muy bien, sino se consiguen esas dos cosas, al final pensar demasiado puede resultar contraproducente.

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