Hoy estrenamos esta nueva serie de artículos sobre la comunicación con una habilidad de suma importancia en la seducción y en todos los ámbitos de la vida: la asertividad.
La asertividad es un comportamiento y estilo de comunicación que se sitúa entre la agresividad y la pasividad.
La agresividad, llevada al mundo de la seducción, podríamos compararla con la reactividad negativa:
– Chica: Lo siento, es que tengo novio.
– Chico: Tú te lo pierdes, hijaputa.
Este es un caso llevado al extremo para que se entienda el concepto de agresividad. No obstante, la agresividad se puede manifestar de otras formas más sutiles, como puede ser el querer someter la voluntad de la otra persona bajo coacciones, amenazas o simplemente insistiendo hasta un punto donde se hace molesta nuestra presencia al no dejar a la otra persona libertad para una toma de decisiones.
La pasividad, por el contrario, es una actitud caracterizada por la total inhibición de emociones y expresión de su voluntad. Una persona pasiva no dirá lo que piensa si se encuentra en una situación que la coloque en un conflicto de intereses. Llevado al ámbito cotidiano, estoy seguro de que todos y todas hemos tenido ese compañero o compañera en clase de la cuál estábamos coladitos y hacíamos todo lo que nos pedía sin discutir, incluso aunque eso estuviera en contra de nuestros valores. Otro caso podría ser el de los típicos adolescentes que quieren sentirse aceptados: hacen cosas en contra de sus convicciones por el simple hecho de tener cierto grado de reconocimiento social. Por tanto, un individuo pasivo se caracterizará por la inhibición de su voluntad.
Estos dos tipos de conductas se caracterizan por ser dependientes de emociones, es decir, si somos propensos a dejarnos llevar por nuestras emociones negativas (ira, rabia, culpabilidad, tristeza, etc…) tenderemos a adoptar comportamientos agresivos o pasivos.
Por el contrario, y esto es lo que nos interesa, una persona asertiva se caracterizará por estar en total control de sus emociones negativas. Eso será la clave para comunicar de una manera objetiva, racional y legítima aquello que deseamos conseguir o con lo que no estamos de acuerdo. Pero para ello, será imprescindible conocernos a nosotros mismos y estar en completo dominio de nuestras emociones más negativas.
Una persona asertiva es mucho más valorada y querida, por lo general, que las personas situadas en posturas agresivas y pasivas porque subcomunica que se conoce bien a sí misma y por ende sabe lo que quiere, lo que espera conseguir y lo que no está dispuesto a tolerar. La asertividad, por tanto, podemos incluirla dentro de las muchas virtudes del hombre magnético.
En la seducción se nos ha hablado mucho de no ser personas reactivas, pero mucha gente ha entendido (o no les han sabido transmitir/explicar bien) este concepto como situarse en una postura pasiva ante los acontecimientos, condenando la asertividad a una mal entendida postura de reactividad con connotación negativa. Últimamente se lleva mucho las cosas a los extremos y suele haber personas que o son pasivas o son agresivas, sin entender la asertividad; pero no podemos olvidar que, como bien dice el refrán, en el punto medio está la virtud.
Por tanto, la no reactividad bien entendida, o reactividad congruente (concepto más reciente y acertado) se basará sobre todo en una postura asertiva, en la que sabremos decir “no” cuando la ocasión lo requiera, sabremos poner reglas, límites y limitaciones a nuestra vida cotidiana y sabremos comunicar aquello que no nos complace desde una postura de control emocional. Llevándolo a la seducción, esta habilidad nos hará decir sin tapujos, pero sin entrar en una manera agresiva, aquello que no estaremos dispuestos a tolerar de una persona.
Para los que no sois muy asertivos, desde ya os digo que la asertividad es un comportamiento que se puede (y debería) entrenar. Según el curso de “Inteligencia Emocional, Comunicación Eficaz y Lenguaje No Verbal” que realicé hace un año aproximadamente, la persona asertiva posee (entre otras) las siguientes características:
- Acepta la realidad y por ello actúa objetivamente y en base a hechos concretos.
- Toma decisiones y acepta sus errores y aciertos.
- Está dispuesto a dirigir y ser dirigido.
- Pide lo que necesita, dice lo que piensa y expresa lo que siente, siempre con respeto y consideración a los demás.
Estas son las premisas generales. Por tanto, si quieres ser una persona asertiva, desde ya mismo deberías estar tomando en consideración estas características y entrenándolas no para satisfacer a los demás, sino para satisfacerte a ti mismo sabiendo que eres capaz de cambiar y de cumplir tus pequeños sueños, así como ser capaz de someterte a tu propia voluntad. De esta manera, serás una persona feliz contigo misma y con el entorno, puesto que sabrás rodearte de gente que entiende tus expectativas y las cumplirá de manera exitosa y, en el caso de que no las cumpla, sabrás qué hacer.
Y como decía Julio César:
Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza.
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Muy buen artículo.
Felicitaciónes y mucho éxito.
Me parece un articulo muy interesante pues la comunicación es una herramienta imprescindible y necesaria que deberíamos cuidarla y se podría hacer mucho bien a la sociedad.
Totalmente de acuerdo, María. La BUENA comunicación debería estar presente en nuestra sociedad….pero me temo que eso ya es más cuestión de ética y moral que de otra cosa. Como bien dicen por ahí: no es buena ni mala, sólo depende de quién la use 😉