¿Necesitas evadirte del mundo? Sé como es ese sentimiento. Es como caminar al filo de un cuchillo. No encuentras el sentido que tiene caer a un lado o al otro. Ya no te importa en qué partida esté la balanza. Solo sabes que tu corazón está en el medio.
Y casi prefieres seguir vagando por lo más afilado de la vida. Asumiendo las heridas. Haciéndote fuerte en tus cicatrices. No quieres que nadie te las cure. Las quieres tapar con sal y dejar que supuren. Que sea el dolor la señal de lo que anda vivo. Las migas de pan que te llevan a la pasión de un nuevo estribo. Hacía la búsqueda de ese verso perdido. Manteniéndote a la espera, pero intensamente vivo. Retumbando en tu cabeza esas palabras de Walt Whitman que te preguntan cuál será ese verso que logre definirte. Y una vez lo encuentras, una vez lo tienes mirándote delante de ti, ya no te importa en que lado caer ni qué camino escoger. No te importa que todo el peso de su filo se apoye contra el centro de tu corazón. Solo andar a la espera de que el próximo corte sea lo suficientemente profundo como para encontrarte una vez más, del todo unido a la existencia.