Que tan fácil es andar con una sonrisa en la boca y saludar a todas las chicas que te miren con ganas de fiesta. No cuesta nada, ¿verdad?
Para mí no hay mejor forma de ponerme a tono en una noche con ganas de mandanga.
Para ligar la cuestión no es iniciar una conversación con la primera persona que se cruce, si no de saludar y chalar con cualquier chica que inspire buen rollo, aunque sean breves gestos.
Socializar con todo el mundo y con ganas de pasarlo bien hasta que llegue la que de verdad te mole.
Para vosotras chicas y queridas lectoras, el consejo es igualmente útil y aplicable.
Así que, dirección al aseo junto con mi amigo Javi, empiezo a jugar y a divertirme.
—¡Hola! —les digo con mi mano mientras ellas me devuelven ese hola con simpatía.
—Madre mía, por que me estoy meando, si no con esa sonrisa me dan ganas de abrazarme a ti y no soltarte en lo que queda de noche —espeto cogiéndola de la mano y dándole un rápido abrazo con mucho desparpajo.
—Jajajaja, estas un poquito loco tú, ¿no?.
—Vamos a ver… ponte en mi lugar. Pasas por aquí y te ves estas sonrisas y este ambiente de fiesta que habéis montado las dos… que vamos… merece la pena retener la meada —digo mientras ellas se descojonan de la risa.
El humor es la nota dominante y eso hacen que la chica que me interesa queda totalmente contagiada.
—Jajajaj. Joder tío, eres muy divertido.
—Es todo culpa tuya. Me miras con esa sonrisa y esos ojitos tan iluminados que… ¿Qué quieres que haga? Aunque quiera hablar de la prima de riesgo no podría. Y que conste que mi objetivo al venir a hablar con vosotras, no era otro que hablar sobre la primera de riesgo. Que queda claro, por favor.
La dirección es muy clara, y aunque el humor sea la nota dominante, las miradas son profundas y magnéticas.
—Por cierto, ¿cómo te llamas? —pregunto dirigiéndome a la que más me gusta.
—Yo me llamo Aspirina —juega contagiada por mi buen humor.
—Encantado de conocerte Aspirina, yo me llamo Paracetamol Complex. Por lo de que soy un chico muy completo y eso. No soy solo humor, cuando hay que ponerse serio, también sé hacerlo —le digo cambiando el tono por uno más sexual e insinuante.
—Genial, pues yo como soy aspirina nunca me duele la cabeza.
Ambos nos reímos y nos miramos con complicidad.
—A ver, ven aquí, quiero darte otros dos besos más detenidamente —le digo acercándome y deteniéndome en una de sus magillas al mismo tiempo que inspiro su aroma—. ¿Te das cuenta de lo bien que hueles? Entre la simpatía que eres y ese olor al final me vas a enamorar. Javi, esta chica es mía ehh.
Digo en alto dirigiéndome a mi amigo que estaba hablando con la amiga de la chica para generar un ambiente aún más divertido.
La miro y vuelvo a sentir como su sonrisa se ilumina ante mí en un tono de clave de sol que comunica: “estoy flipando”.
—Jajajaj, sí claro, pues anda que no se te ve a ti pillo ¿Tú no eres de Murcia verdad?
—¿Cómo sabes que no soy de Murcia? ¿Qué te ha llevado a sospechar de mí y lanzarme semejante acusación?
—No tienes para nada acento murciano. Yo soy de Alicante —espeta con ganas de hablar y de gustarme.
—¿Y de qué remoto lugar del planeta tierra tengo acento? —pregunto con un tono más sexy y dominante, dejando de lado el humor para despertar más sexualidad.
—Pues más valenciano o alicantino como yo.
—Vivo muy cerquita de ti.
Se le ilumina el rostro al predecir las favorables posibilidades de un próximo encuentro.
Llegados a este punto, dejamos que el juego y las insinuaciones queden de fondo, como música de la seducción, mientras vamos hablando más de nosotros mismos.
—Pues yo soy Policía —me dice revelándome a qué se dedica.
Pongo cara de circunstancia inyectando picardía y juego a nuestra charla trivial.
Es bueno intentar ser expresivos (sin pasarse) y comunicarnos con los gestos.
—Bueno, hay que mirarlo por el lado bueno. Si me paras y me pones una multa cuando te vayas pensaré… me ha puesto una multa pero por lo menos la chica es atractiva… bueno en realidad pensaría que por lo menos mira que culazo tiene.
Sigo haciendo gala de mi humor más vulgar, al mismo tiempo que le comunico que me he fijado en su culo y que me gusta.
Este es un tipo de humor muy bueno cuando en realidad se nota que somos personas educadas y lo que estamos es jugando. El contraste entre clase y vulgaridad genera muchas risas.
—jajajajaj, a tí no creo que te pusiera ninguna multa. Pero porque me has caído bien —responde verbalmente lo que ya sabía de sobra.
Me está pidiendo ser besada, pero las ganas de mear me atraen más después de retener tanto tiempo a la triada cerveza, Redbull, Gin Tonic.
—Aspirina, de momento te aviso de que me estás gustando. A menos de que la líes mucho, que no lo creo porque pareces una chica inteligente y avispada, esta noche lo podemos pasar muy bien juntos.
Ese lo podemos pasar muy bien juntos suena completa y absolutamente a sexo conforme se lo digo. Entonces prosigo…
—Ahora voy al baño que ya no puedo más. Nos vemos a la vuelta.
La cualifico para resaltar el por qué quiero verla más tarde, pero sin que piense que lo tiene todo ganado conmigo para hacer así el juego más potente.
Al colocar la coletilla “de momento”, sentirá que no nos tiene ganados y la atracción de lo imprevisible vibrará.
—Vale, yo no me voy a mover de aquí.
Cuando salí del aseo seguí hablando con otras chicas y ya nada más se supo de la historia sobre Aspirina y Paracetamol Complex.
No obstante surgió una nueva historia muy bonita…
Al parecer era más de ibuprofeno.
