¿Quieres conocer una de las frases más poderosas del mundo? Aquí la tienes:
Perdona, la culpa es mía.
¿¿¿¿Cómo???? ¿Reconocer que somos los culpables?
Así es. Me explico.
Liberando la frustración
Cuando surge un problema una de las cosas que más frustración nos genera y que más nos cabrea es no encontrar al culpable o que la otra persona no reconozca su parte de culpabilidad.
Sin embargo, y aquí está el truco, una vez lo reconocemos, la otra persona se calma y empieza a escuchar nuestras propuestas con mayor atención.
Imagínate que estás discutiendo con tu pareja porque ayer saliste a cenar con unos amigos y cuando quiso llamarte a las 12 de la noche, tú no contestabas.
Horror!!! Te quedaste sin batería en el smartphone.
Entonces llegas a casa y te encuentras con el pastel. Una mujer preocupada y cabreada con ganas de darte una buena.
¿Qué haces? Pues, para empezar, te recomiendo que NO digas esto:
—¿Dónde coño estabas? Te he estado llamando y me aparecía apagado.
—Me he quedado sin batería en el móvil, no es para tanto. Yo cuando estás con tus amigas no estoy dándote follon viendo a ver qué haces o no haces o a qué hora llegas.
—Claro, porque te importa una mierda. Ahora si se queda una aquí preocupada pues que le den. Me has dicho que solo salías a cenar, son las 4 de la mañana y llevo desde las 12 preocupada sin dar contigo.
—No hace falta ponerse así, qué quieres que haga si se me ha olvidado cargar el móvil.
Evita responder con más reproches
Este tipo de conversación podría alargarse hasta la extremaunción generando más y más conflicto. ¿Por qué? Porque está basada en el reproche.
Su lógica es la siguiente: me reprochas algo (que no he dado señales de vida) y yo me defiendo con otro reproche (yo no te doy el coñazo cuando tu estás con tus amigas).
De esta forma los ánimos se van crispando y van llegando más y más reproches. Algo que por si no tuviste oportunidad de preguntárselo a Einstein, Nikola Tesla o alguno de estos genios, ya te digo yo que no te ayuda a tener una relación sana ni emocional ni sexualmente.
Pedir perdón usando la seducción
Veamos ahora cómo un perdón puede ser la mar de seductor:
—¿Dónde coño estabas? Te he estado llamando y me aparecía apagado. (Nos atacan con una actitud de reproche)
—Perdona, culpa mía. Se me ha olvidado poner el móvil a cargar antes de salir y cuando me he querido dar cuenta llevaba un buen rato apagado. (Pedimos perdón de entrada para ir bajando las defensas)
—Ahhh, que bonito, entonces aquí tiene que estar una preocupada. (Volvemos a recibir un reproche pues la alteración emocional de la otra persona sigue alta)
—No era mi intención. Tendría que haber intentado llamarte desde el móvil de algún amigo, pero pensaba que estarías ya dormida y tampoco quería molestarte. Al final se nos ha hecho más tarde de la cuenta y no tenía ni idea de que estabas tan preocupada. (Ofrecemos razonamientos sólidos que justifican nuestra equivocación para generar empatía)
—¿Pues me podrías haber mandado un WhatsApp o algo no? (La otra persona sigue con una actitud de reproche pero se va calmando y ofreciendo soluciones)
—Sí, creo que las copas no me han agudizado demasiado en ingenio. Si vuelve a pasar te mando 20 WhatsApp. Ahora, que sepas que cuando te preocupas así por mi estás super sexy. Lleva cuidado que nunca es tarde si la dicha es buena —respondemos finalmente con un tono más insinuante y sexual.
Aceptamos la solución propuesta y utilizamos el sentido del humor y la seducción para dar el conflicto por resuelto y cambiar a un estado emocional mucho más positivo.
—Jajaja, sí claro. Ahora aún encima de todo querrás mojar. (Nuestra pareja se ríe y entra en el juego de ese estado emocional más positivo).
—Pues oye, no sería mal recibimiento para el novio pródigo que ha sido reencontrado. ¿Hay que celebrar la vuelta a casa sano y salvo no? (Seguimos ahondando en el buen humor y la seducción para calmar las defensas de una vez por todas).
—¡Anda acuéstate! Ya me pensaré si mañana te libras tan fácilmente de esta o no.
Solo necesitas practicar los recursos
Como ves, pedir perdón y reconocer nuestros errores puede llevarnos a adoptar actitudes mucho más atractivas y seductoras que las de defender nuestro orgullo devolviendo los reproches que nos mandan. Para adoptar El don de la labia es fundamental, ya que siempre cometeremos equivocaciones y ss importante saber cómo darles respuesta para no acabar siendo personas reprimidas que temen equivocarse y por eso no asumen riesgos.
Situaciones como estas las he vivido cientos de veces. En conversaciones con chicas que he estado conociendo, parejas, con amigos o familiares, e incluso en el ámbito profesional.
¿Qué nos impide poder dar respuestas como estas? Te lo diré:
Principalmente, la falta de recursos.
Lo que la mayoría de alumnos me dicen en mis cursos cuando les pongo ejemplos así, es que a ellos no se les ocurren ese tipo de respuestas. Y eso, querido amigo o amiga, es un claro síntoma de falta de recursos.
Si quieres conocer todas esas herramientas que te lleven a comunicarte de una forma más creativa y seductora, aumentando radicalmente tu labia, ya lo sabes. Ahora puedes hacerlo entrando al programa Habilidades Sociales & Seducción Máster, donde te los voy desvelando todos.
Y sí, con muchos, muchísimos ejemplos para inspirarte y dotar a tu mente de nuevos mapas e ideas para enfrentar todo tipo de situaciones.
¿Listo? ¿Preparada? Ha llevado el momento de ser más creativos.