Muchas parejas suelen caer en el error de guardarse lo que no les gusta de su pareja en los momentos buenos y acabar reprochándoselo en los malos. Provocando como es de esperar, una consecuencias nefastas para el bienestar emocional de la relación.
No tenemos bastante con que pasemos por un mal momento, muchas veces por discusiones tontas, sino que además sacamos a la palestra todas la porquería que teníamos guardada para echársela en cara en el peor momento. Y si además la discusión es por un medio escrito sin comunicación no verbal como es WhatsApp, entonces ya está el super lío montado. Generando un caos donde nos es difícil controlar nuestras emociones.
Propón los posibles cambios sin juzgar y en los mejores momentos
Si algo no te gusta de tu pareja y quieres intentar convencerla para que cambie, lo peor que puedes hacer es decírselo en un discusión pues en ese momento sen encontrará a la defensiva. Se va a tomar como un ataque casi cualquier cosa que le digas, y en lugar de escucharte lo que va a hacer es defenderse a capa y espada. Buscará argumentos que respalden los actos y actitudes que estás acusando y deseas que cambie, o peor todavía, responderá con críticas igualmente mordaces hacia ti.
Ante los ataques, recibimos una defensa, a menudo incluso pueden ser defensas fuera de toda lógica, pero cuando atacamos el ego de otra persona casi siempre salta su orgullo.
En toda discusión, no es una tesis la que se defiende sino a uno mismo.
Paul Valéry
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Los problemas es mejor atajarlos uno a uno en momentos de serenidad, cuando todo está bien y nuestras emociones se mantienen estables y positivas. Puede que estés disfrutando de un precioso día juntos, y de pasada, con un poco de humor y sin darle demasiada importancia, dejarle caer alguna cosita que no te gustan y que te gustaría que cambiara, siempre con respeto y con el objetivo de mejorar la relación.
De esta forma pillas a la otra persona de buen humor y dispuesta a escucharte e incluso a corregir lo que le digas con tal de seguir así de bien. Te de la razón o no, o su respuesta sea indiferente, tendrás la certeza de que se lo has dicho, por lo que, tu pareja ya lo sabe y seguramente lo meditará.
Muchos gritan y discuten hasta que el otro calla. Creen que le han convencido. Y se equivocan siempre.
Noel Clarasó
Recuerda también que todas las personas ni captamos ni dirigimos bien una larga lista de «sugerencias» de cambio. Esta es otra de las grandes ineficacias que presentan muchas discusiones, que avasallamos desde muchos frentes y al final no se saca nada en claro. Los estímulos que podemos procesar son limitados, por lo que olvídate de escribir una larga lista numerada de cambios que te gustaría que tu pareja tuviese, y preocúpate de ir poco a poco y una a una soltando esas sugerencias en momentos positivos, y de ir recordando con la misma buena actitud estas sugerencias.
Compartiendo ambos esta actitud, a la larga os conoceréis mucho mejor y habréis conseguido adaptarse el uno al otro, sin pasar por un infierno de acusaciones y rencores que acaban destruyendo incluso las más sólidas de las relaciones.
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Solucionar y evitar discusiones tontas de pareja
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Resignarse no es la solución a los problemas. Puede ser una buena estrategia ante pequeñas cosas sin importancia. Pero para lo que de verdad importa, para aquello que sentimos que es valioso y vital en nuestras vidas, la resignación es una bomba de relojería. ¡Mejor será luchar! Aunque la derrota nos aceche y nos sucumba al temblar de nuestros huesos.